Estímulo: lo que es, ejemplos, tipos, diferencias del motivo

Entrenamiento

Un estímulo es un factor externo (evento, impacto, circunstancia) que obliga a una persona a tomar ciertas acciones, revisar las prioridades y hacer esfuerzos para lograr objetivos. Junto con los motivos, los incentivos sirven como fuentes de motivación, que es necesaria para una actividad completa y productiva en todas las esferas de la vida. Los incentivos pueden ser varios beneficios y oportunidades, amenazas y riesgos, acciones de otras personas, sus solicitudes y promesas, eventos inspiradores y otros factores. Al mismo tiempo, la reacción a ellos puede ser consciente e inconsciente.

En ruso, la palabra «estímulo» vino del latín, en el que la palabra estímulo era un polo especial para controlar un burro u otro animal. De hecho, el estímulo fue el mismo «factor externo» que hizo que el burro realizar las acciones requeridas por el conductor.

Los incentivos son positivos (beneficios y placeres a obtener) y negativos (castigo a evitar). Diferentes personas pueden reaccionar de manera diferente a los mismos estímulos (incluso ignorarlos). Además, la importancia de un incentivo particular depende en gran medida de otras circunstancias. Por ejemplo, en períodos de alta inflación, los efectos de incentivos de las recompensas monetarias se debilitan y otros factores se destacan.

Ejemplos de incentivos

Para comprender mejor qué es un incentivo y cómo funciona, veamos algunos ejemplos ilustrativos de la vida cotidiana:

  • Dinero. Este es un incentivo simple y obvio utilizado en las relaciones laborales. Para obtener fondos para comprar varios bienes materiales, una persona hace esfuerzos y realiza su trabajo.
  • Gratitud. Es agradable hacer algo bueno por otra persona, así que incluso un simple «¡Gracias!»puede servir como un buen incentivo. Además, puede considerarse una «inversión» para mejorar las relaciones interpersonales.
  • Ejemplo personal. La demostración del ejemplo personal a menudo se convierte en un poderoso incentivo que inspira a las personas a tomar medidas serias y decisivas.
  • Pedido. Una solicitud simple tiene un poderoso efecto estimulante, porque las personas están inclinadas instintivamente a ayudarse mutuamente. A veces es suficiente pedirle algo a una persona, y puede hacer un trabajo bastante difícil como ese
  • Excitación. Si alguna situación causa emoción, puede ser un estímulo poderoso. La persona experimenta emoción y compromiso que lo hace trabajar en la tarea que le interesa de la manera más productiva posible.
  • Competencia. Inherente a la naturaleza humana es el deseo de competir, por lo que la presencia de la competencia puede servir como un incentivo poderoso. Las personas a menudo hacen cosas en la competencia que nunca harían por otras razones.
  • Realización del interés personal. Algunos eventos pueden empujar a una persona a hacer cosas que no tenía la fuerza de voluntad para hacer. Por ejemplo, si el estado de salud se ha deteriorado bruscamente, puede dejar de fumar, porque finalmente se dio cuenta de un interés personal en él. Aquí el interés personal sirve como un motivo y la situación de empuje: el estímulo.
  • Visualización. Supongamos que una persona tiene un objetivo y un motivo, pero el nivel de motivación es insuficiente porque no se da cuenta de lo que obtendrá al final. Pero si visualiza la recompensa que lo espera, esta visualización puede ser un estímulo poderoso que lo hará funcionar de manera más energética y productiva.
  • «La zanahoria y el palo». Esta es una metáfora bien conocida que implica que dos opuestos actúan como incentivos al mismo tiempo: recompensa por el éxito (zanahoria) y castigo por el fracaso (palo). Por ejemplo, un padre puede prometerle a un niño un nuevo teléfono inteligente si termina el año escolar con buenas calificaciones. De lo contrario, se quedará sin un viaje al mar y pasará todo el verano leyendo libros. De esta manera, obtiene dos incentivos que lo hacen aprender mejor.

Clasificación de incentivos

Los ejemplos anteriores proporcionan una comprensión de la variedad de estímulos. En psicología, toda esta variedad se clasifica en varios grupos:

  • Incentivos materiales. Esto puede ser una recompensa por el trabajo realizado, el éxito académico o el logro atlético. Por ejemplo, los padres pueden interesar al niño en el hecho de que estudió bien y siempre mantuvo el orden en su habitación, prometiéndole alguna recompensa material al final del año.
  • Incentivos sociales. Para la mayoría de las personas, es de gran importancia para su estatus social, y están dispuestos a hacer mucho esfuerzo para aumentarlo. Por ejemplo, el deseo de crecimiento profesional es causado no solo por el deseo de aumentar los ingresos, sino también por el deseo de adquirir un estatus más alto en el equipo.
  • Estímulos psicológicos. Cada persona necesita armonía interior y no le gusta tener problemas de preocupación no resueltos. Por lo tanto, el deseo de cerrar la gestalt también es un estímulo poderoso que obliga a una persona a hacer esfuerzos significativos para completar ciertas cosas.
  • Incentivos morales. La moralidad es un sistema de valores personales, principios e ideales por el que se guía una persona. Y es importante para nosotros que nuestras palabras y acciones correspondan a nuestras propias actitudes morales.

Vale la pena señalar aquí que cada uno de estos incentivos se puede aplicar en diferentes esferas, y al mismo tiempo se pueden aplicar para resolver el mismo problema. Por ejemplo, alguien se esfuerza por trabajar de la manera más productiva posible para ganar más dinero. Para alguien es más importante ser reconocido por los superiores y respetado por colegas. Para algunas personas, es importante darse cuenta de que no tienen plazos ni tareas no resueltas, y a algunas personas les gusta sentir que son una persona responsable en la que se puede confiar. Por lo tanto, cualquiera de estos tipos de incentivos puede ayudar a una persona a trabajar productivamente.

¿Para qué son los incentivos?

Los incentivos impulsan nuestro comportamiento, nos motivan a la acción, promueven el autodesarrollo y la autorrealización. Nos proporcionan la energía que necesitamos para satisfacer efectivamente nuestras necesidades y lograr nuestros objetivos. Hay situaciones en las que es casi imposible actuar de manera efectiva sin un incentivo. En particular, es muy importante en dos casos:

  • Crisis. Cuando una persona se enfrenta a una gran cantidad de problemas con los que él o ella no puede hacer frente, es muy desmotivador. En este caso, el estímulo puede ser de gran ayuda, dando fuerza para superar la crisis.
  • El comienzo de un gran trabajo. Si una persona tiene un largo camino por recorrer, puede ser muy difícil dar el primer paso. Un buen incentivo también puede ayudar.

En sus funciones, el estímulo es algo similar al motivo. Le da a una persona la fortaleza necesaria para resolver un problema, proporciona motivación y plantea el estado de ánimo, de modo que una persona no solo funcione de manera efectiva, sino que también se complace mucho.

Diferencias entre un estímulo y un motivo

Como se señaló anteriormente, el estímulo y el motivo tienen funciones similares. Y, sin embargo, estos son conceptos diferentes, que no deben confundirse. A veces intentan explicar la diferencia entre ellos comparando un estímulo con un «palo» y un motivo con una «zanahoria». Pero este es un malentendido (tanto el palo como la zanahoria son incentivos en este modelo). La verdadera diferencia es que el estímulo es un factor puramente externo, algún evento o circunstancia que afecta el comportamiento de un individuo. El motivo, por otro lado, es interno y proviene de las necesidades naturales.

Tanto el motivo como el incentivo sirven como fuentes de motivación. Ambos motivan a las personas a la acción, les dan energía y les ayudan a trabajar de manera más eficiente. La diferencia entre ellos radica en la naturaleza de la acción. Un motivo es algo que está dictado por las necesidades e instintos, incluso si los factores externos están involucrados (por ejemplo, el deseo de sobrevivir es un motivo, a pesar del hecho de que el peligro proviene del exterior). El estímulo proviene del exterior y depende de las circunstancias. Por ejemplo, un peligro potencialmente mortal es un estímulo.

Considere un ejemplo. El dinero y los bienes que se pueden comprar con él sirven como un incentivo para trabajar. La motivación son las necesidades, sueños y objetivos para los que necesitamos dinero para realizar. O otro ejemplo: en una noche oscura y sin luna, un hombre camina a casa y pasa un cementerio. En algún momento, escucha el grito de un búho, se asusta y comienza a correr. En esta situación, el instinto de la autoconservación estimulada por el miedo irracional es el motivo, y el grito del búho es el estímulo que hace que la persona funcione.

¿Cómo encontrar el incentivo?

Cada uno de nosotros necesita estímulos diarios para realizar nuestras tareas diarias. Por lo general, surgen naturalmente. Pero también puede crearlos usted mismo, aumentando significativamente su productividad. Veamos algunos consejos simples que pueden ayudarlo a encontrar el incentivo adecuado para cualquier actividad:

  • Mantenga un recordatorio de su sueño a la vista. Este es un método simple que a menudo se olvida (o simplemente demasiado vago para aplicar). Piense en qué metas y sueños son más importantes, deseables y prometedores para usted. Escríbalos y manténgalos visibles en todo momento. Si puede, imprima fotos de todo lo que lo motive y publique en un lugar destacado también.
  • Recuerda que tu tiempo no es infinito. Lo más valioso que tenemos es el tiempo. Es el único recurso que se puede convertir en cualquier cosa: conocimiento, salud, dinero o felicidad personal. Pero al mismo tiempo no se puede reponer. Desafortunadamente, a menudo olvidamos esto y perdemos el tiempo en cosas que no tienen valor. Así que recuérdese más a menudo que el tiempo no es infinito y que no se debe permitir que se escape sin rumbo. Puede que no sea el incentivo más positivo, pero sigue siendo muy efectivo.
  • Use visualizaciones. Las metas y los sueños en sí mismos ya son motivadores. Pero la visualización puede mejorar en gran medida este efecto. Así que visualice con más frecuencia cómo se sentirá cuando logra un objetivo o cumple un sueño. Esto le dará un poderoso incentivo para trabajar de manera más eficiente.
  • No pierdas el tiempo en los objetivos de otras personas. No todas las personas saben cómo separar sus propios sueños y objetivos de los impuestos por los padres y la sociedad. Aprenda a identificar lo que realmente excita, lo motiva e inspira. Averigüe qué metas y sueños no son tuyos y deja de perder el tiempo en ellos. Al cambiar un peso tan significativo de los hombros, podrá dedicar todo su tiempo a avanzar hacia sus sueños reales.
  • Programe su tiempo. Muchas personas ignoran una herramienta tan efectiva como la planificación. Pero no es tan difícil aplicarlo. Primero, debe averiguar cuánto tiempo pasa en tareas típicas (lo que es útil en sí mismo). Sabiendo esto, puede planificar su jornada laboral con una precisión bastante alta. Seguir este plan es un buen incentivo para el trabajo productivo.
  • Da el primer paso. A veces, una tarea parece demasiado grande y complicada, lo que causa la postergación, lo que puede ser difícil de hacer frente. En tales casos, es útil dar un primer paso pequeño y simple. El secreto aquí es que para nuestra psique, la tarea que se ha iniciado es en sí misma un incentivo para completarla.
  • Observe personas exitosas. No tienes que leer las biografías de celebridades para inspirarse. Seguramente hay personas motivadas en su comunidad que pueden servir como modelos a seguir. Piense en quién entre sus conocidos puede ser un buen modelo a seguir y comenzar a observarlo. Por supuesto, no tiene que violar sus límites personales o invadir su vida. Solo observe cómo funciona, cómo se relaja, por qué se esfuerza, qué le gusta, cómo se comporta en varias situaciones de la vida.
  • Piensa en el tipo de personas que te rodean. Por lo general, no pensamos en ello y aceptamos a todos los conocidos como son. Pero es mejor rodear a personas exitosas y positivas que pueden enseñarnos algo bueno que con aquellos que siempre no están satisfechos con la vida y todos los días encuentran una excusa para beber.
  • Presente un estímulo para usted. Este es otro consejo bien conocido que muchas personas ignoran. Piense en lo que puede agradecerle por hacer un buen trabajo. Puede, por ejemplo, comenzar a ahorrar pequeñas cantidades de dinero y, por lo tanto, ahorrar para unas vacaciones o una compra deseada, lo que eventualmente se convertirá en una recompensa por algunos logros importantes.
  • Creer en ti mismo. La falta de confianza en uno mismo y en sus fuerzas reduce drásticamente el nivel de motivación. Por eso, es importante deshacerse de los pensamientos y dudas negativos. En su lugar, piense más en sus logros y en el hecho de que puede realizar todas las tareas que tiene por delante.

Conclusión

No es ningún secreto que cualquiera es capaz de trabajar con una eficacia fantástica si cuenta con un buen incentivo. Pero no es necesario esperar a que este incentivo aparezca por sí solo. Y siempre hay personas que prueban esta afirmación. Hacen deporte, se deshacen de malos hábitos y cambian por completo su vida gracias a que saben motivarse adecuadamente. Y no tiene nada de complicado. Y cualquiera puede tener mucho más éxito si aprende a encontrar y utilizar incentivos que aumenten su eficacia.