Actitud: qué es en palabras simples, ejemplos, tipos, estructura

chica en la computadora

Dicen que una buena anfitriona no amasará la masa de mal humor; de lo contrario, la cocción no tendrá éxito. Es difícil decir si esto es realmente cierto en el caso de la masa. Pero el estado de ánimo afecta el resultado de muchas cosas, incluso cuando no nos damos cuenta. La psicología social utiliza el término «actitudes» o «actitudes sociales» para describir este fenómeno, y hoy veremos más de cerca qué es y cómo funciona.

¿Qué es la actitud?

La actitud es una actitud elegida deliberadamente ante una determinada situación que determina el comportamiento posterior de una persona. En palabras simples, es un «estado de ánimo» para un determinado desarrollo de los acontecimientos. Los psicólogos creen que se trata de un mecanismo psicológico más complejo de lo que parece a primera vista. Abarca la percepción, la conciencia y la evaluación de la situación, así como la elección de un determinado modelo de comportamiento.

El término se deriva de la palabra inglesa actitud. En fuentes soviéticas se puede encontrar mención de este fenómeno bajo el nombre de «preparación psicológica». En la literatura rusa moderna, el término «actitud social» se utiliza junto con la palabra «actitudes».

Los autores del concepto son los sociólogos estadounidenses William Thomas y Florian Znaniecki. En 1918 publicaron los resultados de un interesante estudio en el que encontraron que el destino de los inmigrantes a Estados Unidos dependía del espíritu con el que llegaban. Las personas que querían «comenzar una nueva vida» se adaptaron rápidamente, absorbieron la cultura y aprendieron el idioma. Quienes viajaban sin un objetivo claro se sentían extraños durante mucho tiempo y les costaba aprender el idioma.

Estructura de actitud

Como se señaló anteriormente, las actitudes son un mecanismo psicológico complejo que incluye varios elementos. La psicología moderna utiliza el modelo de tres componentes de Smith, que incluye los siguientes componentes:

  • Cognitivo. Se trata de un conjunto de conocimientos, opiniones, percepciones y creencias sobre el objeto de las actitudes sociales.
  • Afectivo. Son sentimientos, emociones y experiencias provocadas por el objeto en el sujeto.
  • Comportamiento. Este es el comportamiento del sujeto y sus intenciones conductuales (diversos planes, intenciones, aspiraciones, expectativas y diseños, que pueden no materializarse en acciones reales).

La actitud misma se considera el resultado de la suma de estos tres elementos. Es decir, el sujeto acumula cierto conocimiento sobre el objeto, forma una reacción emocional y desarrolla intenciones de comportamiento, que pueden o no conducir a acciones reales, pero en cualquier caso afectan el comportamiento del individuo.

Los tres componentes están interrelacionados, por lo que los cambios en cualquiera de ellos afectan a los otros dos. Por ejemplo, las emociones positivas o negativas pueden afectar la opinión subjetiva sobre un objeto y comportamiento hacia él. Vale la pena señalar que este modelo aún no se considera empíricamente validado, por lo que todos los investigadores no lo reconocen y a menudo se critica.

En 1934, el psicólogo Richard Lapierre demostró claramente que el comportamiento de un individuo no siempre corresponde a las actitudes sociales. Este fenómeno se llamaba «Paradoja de LaPierre». El estudio fue desafiado repetidamente y su metodología fue criticada, pero tuvo un grave impacto en las ideas sobre las actitudes.

Más tarde, el psicólogo social Daryl Behm ofreció una opinión que explica la paradoja de LaPierre. Sugirió que las actitudes sociales pueden ser determinadas por el comportamiento de un individuo. Es decir, primero se comporta de cierta manera y luego ajusta su percepción para adaptarse a su propio comportamiento. BEM sugirió que este es un mecanismo de defensa contra la disonancia cognitiva. Después de cometer ciertas acciones, la persona explica su comportamiento por el hecho de que se ajustó a sus actitudes.

Ejemplos

Las actitudes se manifiestan en todas las áreas de la vida. Uno puede tener actitudes hacia las organizaciones, ideas, personas, símbolos, profesiones, libros, minorías, alimentos y cualquier otro objeto. A menudo las actitudes toman la forma de «me gusta o disgusto». Por ejemplo, un tipo puede establecerse que le gustan las rubias, y en adelante ser guiado por estas actitudes. Y cuando conoce a una chica bastante oscura, puede pensar: «Ojalá me gustaran las morenas», en lugar de admitir que le gustaba.

Veamos algunos ejemplos de actitudes:

  • Un posible trabajo. Imaginemos que dos personas solicitan un trabajo. Todas las condiciones son iguales, pero una es grave y la otra considera este lugar como temporal. Como resultado, el primero aprende rápidamente, se convierte en un buen especialista y recibe una promoción. El segundo simplemente desperdicia su tiempo porque no toma el trabajo en serio y no tiene una actitud interna hacia el desarrollo.
  • Actitudes hacia los deportes. Algunas personas aman los deportes y los hacen todo el tiempo, mientras que otras comienzan periódicamente pero se rinden. La actitud juega un papel muy importante aquí. Si inicialmente considera los deportes como una parte integral de su vida, es fácil y agradable hacerlo. Si cree que es un trabajo duro, incluso la fuerza de voluntad de Titanic no ayudará a convertir los deportes en un hábito útil.
  • Ánimo de vacaciones. Hay varias vacaciones en el año que despertan un estado de ánimo especial en nosotros. Por ejemplo, antes del año nuevo, la mayoría de nosotros tenemos emociones positivas asociadas con estas vacaciones y sus atributos. Y alguien, por el contrario, puede «resurgir» recuerdos desagradables asociados con una celebración fallida de la víspera de Año Nuevo.
  • Buen (malo) político. Si un político nos gusta comete una mala acción o habla feo, encontramos una razón para «perdonarlo». Si no nos gusta el político, tomamos todas sus medidas y declaraciones en un flip o lo consideramos hipócrita (el componente de comportamiento de las actitudes aquí consiste en la selección selectiva de información y corrección de actitud hacia él).

La actitud determina el comportamiento del sujeto en relación con un objeto social o fenómeno social. Las causas de las actitudes pueden ser una variedad de factores, pero al tratar de explicar su comportamiento, el sujeto generalmente opera con juicios de valor: «Me gusta», «Se ve bien», «es bueno para mí o bueno en general».

Funciones de actitudes

En 1960, el psicólogo social estadounidense Daniel Katz publicó su trabajo «un enfoque funcional para el estudio de las actitudes». En él, identificó las siguientes funciones de actitudes:

  • Cognitivo. Las actitudes simplifican la categorización de la información, ahorrando la energía y el tiempo del pensamiento. El precio de este ahorro es la pérdida parcial de información, la reducción de su precisión.
  • Utilitario. La configuración tiene como objetivo lograr los objetivos deseados. En este caso, la conexión puede ser indirecta. Por ejemplo, un político puede ser un luchador por los derechos de las minorías, porque ha creado tal actitud para sí mismo. Al mismo tiempo, su verdadero objetivo es el éxito en su carrera política.
  • Expresivo. Algunas actitudes sirven para expresar valores, puntos de vista e ideas, así como ideas sobre uno mismo. Su propósito puede ser la autoafirmación, la confirmación de la justicia de las opiniones de uno, demostración a otros de la pertenencia a un determinado grupo. Por ejemplo, usar una camiseta con una determinada imagen también es una manifestación de actitudes.
  • Ego-protector. Esta función implica una actitud negativa hacia algo que le permite protegerse de los sentimientos negativos sobre uno mismo. Por ejemplo, los psicólogos dicen que la homofobia es característica de las personas que niegan ciertos aspectos de su propia sexualidad.

En esencia, una actitud social es un mecanismo de simplificaciones, generalizaciones y juicios de valor que regulan nuestra percepción y comportamiento. Se forma sobre la base de la experiencia de la vida, para que no tengamos que perder el tiempo y los recursos cognitivos que analizan lo que ya hemos analizado antes. En algunos casos, esto puede ser útil y, sin embargo, los patrones a menudo nos llevan por el camino equivocado.

Por ejemplo, si una persona tiene la impresión de que su trabajo no es prometedor, desarrolla una actitud. El cerebro decide no desperdiciar recursos valiosos en actividades inútiles y, como resultado, la persona pierde la oportunidad de trabajar productivamente. Ya no está contento con su trabajo, y con el tiempo se establece el agotamiento emocional. Por lo tanto, una actitud puede conducir a consecuencias indeseables que son completamente opuestas a su función principal.

Formación de actitudes sociales

En un esfuerzo por facilitar su trabajo, nuestro cerebro utiliza varios mecanismos que le permiten sacar conclusiones rápidamente sobre objetos y fenómenos. La actitud es uno de estos mecanismos. Generalizamos nuestra experiencia social, y después de un tiempo desarrollamos una cierta actitud que estamos guiados sin siquiera darnos cuenta. En psicología social hay varios enfoques para comprender cómo se forman las actitudes sociales y cómo funcionan. Consideremos a cada uno de ellos en detalle.

El enfoque conductista

El conductismo es una rama de la psicología basada en la suposición de que nuestro comportamiento está completamente determinado por las circunstancias externas. En otras palabras, todos los rasgos de carácter y personalidad están completamente moldeados por los eventos que han ocurrido en la vida de un individuo. En este caso, los pensamientos y las emociones no se consideran procesos de personalidad, sino como reacciones a factores externos.

En el marco de este enfoque se cree que el individuo mismo no influye en la formación de sus actitudes sociales de ninguna manera. Se forman bajo la influencia de factores externos como:

  • Refuerzo positivo. En esencia, este es un reflejo condicionado que funciona a nivel de mayor actividad nerviosa. Si un individuo siente que alguna actividad es útil para él, forma una actitud positiva (y viceversa).
  • Observación. Al observar el comportamiento de otras personas, un individuo puede sacar conclusiones sobre la relación de causa y efecto entre las acciones de los demás y las consecuencias para ellos.
  • Formación de enlaces asociativos. Se pueden formar nuevas actitudes sobre la base de las existentes a través de asociaciones con nuevos estímulos.

Enfoque cognitivo

Este enfoque ha evolucionado a partir de tres teorías:

  • Teoría de la congruencia (Charles Osgood y Paul Tannenbaum). Según esta teoría, las actitudes se forman o cambian cuando se debe tomar una elección entre dos opiniones conflictivas o fuentes de información. Hasta que se tome tal elección, nuestra conciencia está en un estado de desequilibrio, del que busca deshacerse de mudarse a un estado de congruencia.
  • Teoría de la disonancia (Leon Festinger). Esta teoría tiene un significado cercano al anterior. Su esencia es que las actitudes se forman y cambian cuando dos elementos cognitivos (conocimiento, pensamientos, creencias) están en disonancia. Nuestra conciencia intenta deshacerse de la disonancia para lograr la consistencia y coherencia de los elementos cognitivos.
  • La teoría de los actos comunicativos (Theodore Newcomb). Esta teoría se basa en la afirmación de que dos personas que tienen una actitud positiva entre sí revisan su actitud hacia los objetos y fenómenos sociales para que tengan la misma actitud.

Enfoque motivacional

Este enfoque se opone al enfoque conductista y se basa en el hecho de que el individuo tiene la voluntad y puede cambiar de forma independiente sus actitudes analizando y sopesando varios argumentos recibidos del exterior. Aquí se pueden distinguir dos teorías:

  • La teoría de los beneficios esperados. El individuo elige por sí mismo esas actitudes que a la larga pueden darle ciertas ventajas.
  • Teoría de la respuesta cognitiva. Un individuo reacciona positivamente (o negativamente) a un objeto social o fenómeno, y sobre la base de esta evaluación subjetiva se forman actitudes.

Enfoque genético

Este enfoque se basa en la suposición de que las principales razones de la formación de actitudes sociales están integradas en EE. UU. A nivel genético. Estos son factores como:

  • Habilidad intelectual. La percepción de la realidad depende del nivel de inteligencia. En consecuencia, también afecta las actitudes sociales (en particular, el componente cognitivo).
  • Temperamento. Hay cuatro tipos de temperamento, y cada uno de ellos implica diferentes reacciones emocionales a los mismos eventos. En consecuencia, este factor afecta el componente afectivo de las actitudes.
  • Factores fisiológicos. Las peculiaridades de nuestro cuerpo y metabolismo influyen significativamente en nuestro comportamiento. Por ejemplo, las personas delgadas y obesas perciben muchas cosas de manera diferente y sus actitudes son muy diferentes (componente conductual).

El enfoque genético no niega la influencia de factores externos. Pero implica que los factores innatos desempeñan un papel decisivo.

Enfoque estructural (social)

El autor de este enfoque es el psicólogo y sociólogo estadounidense George Mead. Su idea es que obtenemos una parte importante de nuestras actitudes internalizando (asimilando, aceptando) las actitudes de otras personas significativas (familiares, amigos, personas respetadas).

Por ejemplo, el autor sostiene que la mayoría de las personas toman actitudes políticas de otros en lugar de formarlas por sí mismas. Al mismo tiempo, señala que preferimos tomar prestadas actitudes de quienes están cerca de nosotros pero tienen un poco más de prestigio social. El enfoque estructural demuestra que las actitudes son un fenómeno social diseñado para fortalecer el vínculo dentro de un grupo.