Ego: qué es en palabras simples, ejemplos de manifestación, funciones

Una mirada penetrante

El ego es parte de la psique humana, que se siente como «yo», permite a una persona percibirse como una persona, comprender sus intereses y deseos, establecer metas y planificar acciones para lograrlos. Nos permite separarnos de los demás, identificar nuestros intereses y deseos, y distinguir los nuestros de los demás. Nuestro ego, de hecho, es lo que nos permite considerarnos una persona, hacer una idea de nosotros mismos, distinguirnos de otras personas y sentir nuestra singularidad. Es de lo que hablamos cuando usamos el pronombre «I».

El ego es un concepto ampliamente utilizado no solo en psicología, sino también en religión, filosofía y diversas prácticas espirituales. Lo consideraremos exclusivamente en la comprensión psicológica sin interpretaciones religiosas y filosóficas.

En el psicoanálisis clásico, el ego se ve como un elemento de conexión que garantiza la interacción de los otros componentes de la personalidad. Equilibra los impulsos e impulsos instintivos, asegurando el comportamiento racional y holístico. También nos permite reconocer y afirmar nuestros límites personales. Una de las funciones clave del ego es permitirnos formar una imagen de nosotros mismos y luego comportarse de una manera que se ajuste a esa imagen sin violarla o permitir que otros la violen.

Cómo se manifiesta el ego: ejemplos

El ego nos proporciona una doble percepción del mundo, en la que claramente nos separamos de la realidad circundante, tenemos la oportunidad de comprender dónde «yo» y «no yo», dónde están «mías» y «no la mía». Nos permite formar una percepción subjetiva de nuestra esencia. Siempre percibimos nuestro «yo» positivamente o, al menos, no negativamente, mientras que todos los demás «no selves» pueden percibirse tanto positiva como negativamente (si los vemos como competidores o enemigos).

El ego nos permite caracterizarnos de alguna manera, atribuiéndonos a nosotros mismos como propiedades como altura, edad, carácter, género, deseos, intereses, etc. Gracias a ello, percibimos todo el mundo como si estuviéramos en su centro. Para nosotros, solo lo que está inmediatamente a nuestro alrededor es importante, y lo que está demasiado lejos, como si no existiera. Una persona interesada en la ciencia puede tener una buena comprensión del universo y su inmensidad. Pero gracias al ego, todavía lo ve como si estuviera en su centro.

En la psicología moderna, el concepto de ego se asocia con conceptos como el egoísmo y el egocentrismo.

  • El egoísmo es una actitud hacia la vida en la que un individuo pone sus propios intereses por encima de los de los demás.
  • El egocentrismo es una percepción distorsionada del mundo, en la que un individuo atribuye demasiada importancia a su propia «I».

Estos son conceptos diferentes. Mientras que un egoist pone sus propios intereses por delante de los de otras personas, un egocentrista se ve a sí mismo como más importante y significativo que otros. Tanto el egoísmo como el egocentrismo pueden tratarse aprendiendo a controlar el ego de uno (cómo hacer esto se discutirá más adelante).

Funciones del ego

El ego es el elemento central de nuestra psique. Desde el punto de vista de la psicología, realiza una gran cantidad de funciones diferentes, entre las cuales podemos distinguir como:

  • Autodeterminación. Gracias al ego, el individuo forma una imagen completa de sí mismo y una idea de sus cualidades, como apariencia, carácter, forma de pensamiento, intereses, objetivos, valores, deseos, etc. En esencia, responde a las preguntas «¿Quién soy yo?»y «¿Qué me gusta?».
  • Socialización. Esta función consiste en encontrar el lugar de uno entre otras personas, comprender el papel social de uno, aprender a construir relaciones interpersonales y aplicar las características de uno para encajar armoniosamente en la sociedad.
  • Defensa de la psique. Entre otras cosas, el ego juega el papel de un mecanismo de defensa que protege la psique del trauma. Por ejemplo, con su ayuda, una persona puede distinguir entre él y un evento traumático, parcial o completamente aliviándose de la responsabilidad.
  • Autocontrol. Al separarse de los demás, una persona tiene la oportunidad de comparar su propio comportamiento con el comportamiento de otras personas. Esto le permite formar un cierto conjunto de restricciones morales y éticas que nunca transgredirá para evitar consecuencias negativas.
  • Juicio. Al observar objetos, circunstancias y eventos externos, una persona puede juzgar cómo puede afectar su vida. Según esto, forma su opinión subjetiva sobre el mundo que lo rodea, forma hábitos, actitudes y creencias.
  • El establecimiento de metas. El ego constantemente le recuerda a una persona cómo se ve a sí mismo, lo que quiere ser, a qué aspira, lo que quiere, sobre qué sueña. Además, en mayor o menor medida, todas las personas están orientadas a los demás y sus éxitos, tratando de mantenerse al día. Todo esto estimula el proceso de establecimiento de objetivos y da la motivación necesaria para avanzar.

De lo que consiste el ego

El ego es una construcción psicológica compleja en la que se pueden identificar muchos elementos diferentes. En particular, es responsable del diálogo interno que tenemos con nosotros mismos en el proceso de cualquier reflexión. También incluye varias manifestaciones egoístas de personalidad, como:

  • amor propio incondicional;
  • una sensación de importancia propia;
  • justicia propia;
  • las propias ideas de justicia;
  • terquedad, falta de comprensión de las opiniones de otras personas;
  • deseo de seguridad y bienestar;
  • deseo de ser atractivo y valorado.

Vale la pena señalar que las manifestaciones anteriores del ego en mayor o menor medida inherente a todas las personas, por lo que no pueden considerarse a priori algo malo. Pero si están hipertrofiados, puede ser un problema grave. El amor propio incondicional puede degenerar en el egoísmo poco saludable, y la creencia en sus ideas de justicia puede hacer que una persona vengativa y mezquina. Por lo tanto, es importante controlar su ego, y con él sus manifestaciones enumeradas anteriormente.

¿Cómo se forma el ego?

Los psicólogos dicen que un niño pequeño no tiene ego. No se da cuenta a sí mismo como una persona separada y al principio ni siquiera siente los límites de su cuerpo, considerándose uno con su madre y no se da cuenta de que hay un mundo enorme a su alrededor. Solo a la edad de 5 años forma un «yo» interno, lo que le permite separarse del mundo que lo rodea e identificarse como una persona independiente con sus propios deseos y necesidades, lo que puede contradecir los deseos y necesidades de los demás.

A medida que el ego madura, acumula la historia personal del individuo. Es decir, contiene información que el individuo puede presentar para responder la pregunta de quién es él o ella. En esencia, captura todos los eventos que el individuo percibe como relacionado con él o ella. Al mismo tiempo, todos estos eventos pasan por un prisma de percepción que depende del carácter, el temperamento, la experiencia de vida y otros factores personales. Con la socialización y la maduración, el ego se desarrolla, convirtiéndose en un elemento importante en la estructura de la personalidad, pero no determinarlo por completo.

Concepto de Sigmund Freud del ego

Uno de los primeros en explorar el ego en detalle fue Sigmund Freud. En el marco de su psicoanálisis, identificó tres elementos estructurales en la psique humana:

  • Ego (yo). Esta es la parte de nuestra psique que percibimos como nuestra «yo» en la vida cotidiana y el contacto con el mundo que nos rodea a través de él. Freud creía que el ego se forma en el hombre sobre la base de algunas estructuras básicas del inconsciente y luego se convierte en la base de toda la conciencia.
  • Super-ego (Super-Self). La función principal de este componente de nuestra personalidad es llevar a cabo algún tipo de programa social. Es responsable de cómo percibimos nuestro papel y nuestra importancia para el mundo. El súper ego es responsable de categorías como moralidad, moral, valores espirituales, religiosidad, etc.
  • Id (it). Esta es la entidad contradictoria responsable de nuestros instintos, deseos y impulsos. Según Freud, incluye dos orígenes opuestos: Libido y Mortido. La libido es responsable de las emociones y deseos constructivos, mientras que el mortido es responsable de las destructivas. La lucha entre estos dos comienzos es la fuente y la causa raíz de toda actividad consciente humana.

Freud creía que la formación del ego ocurre gradualmente durante todo el proceso de crecimiento. E incluso en adultos, el grado de su formación y desarrollo puede diferir significativamente.

La influencia negativa del ego

Un ego saludable y bien desarrollado es esencial para el funcionamiento completo de la personalidad. De hecho, es su componente central. Sin embargo, si el proceso de su desarrollo sale mal, puede conducir a varias consecuencias indeseables. Como los más comunes se pueden nombrar los siguientes problemas y violaciones del desarrollo del ego:

  • Puede crecer demasiado y tener un impacto negativo en el personaje, dándole rasgos como egoísmo, terquedad, arrogancia, arrogancia, resentimiento, venganza, etc.
  • Puede permanecer inmaduro, dando al personaje tales rasgos como voluntariado débil, impulsividad, incapacidad para defenderse de uno mismo, la irresponsabilidad, etc.
  • Se puede reprimir, que el individuo débil, no realizado, débil e infeliz.

Todo lo anterior no se aplican a las actividades normales del ego. Pero cuando funciona normalmente, generalmente no notamos su influencia. Pero cuando algo en su desarrollo sale mal, un individuo puede convertirse en un narcisista narcisista, un rudo grosero e insensible, o, por el contrario, un «debilitamiento» de voluntades y débiles, incapaz de afirmar sus propios límites personales y personales.

Las consecuencias del desarrollo inadecuado del ego pueden ser tales rasgos de personalidad como terquedad, rigidez (incapacidad para adaptarse, reconsiderar el punto de vista de uno, cambiar las opiniones de uno), la incapacidad de escuchar y escuchar al interlocutor, incapacidad para admitir el propio error, la incapacidad deDiga «No» e incapacidad para distribuir las fuerzas de uno de manera competente. Las personas con Ego sobreinflado o, por el contrario, el ego suprimido no pueden responder adecuadamente a las críticas constructivas propias. Curiosamente, un ego saludable le permite hacer frente mejor a tales situaciones, ayudando a una persona a preservar su dignidad.

Consecuencias de un ego distorsionado

Cuando las personas hablan de un ego distorsionado, generalmente significan que está innecesariamente inflado. Esto sucede cuando una persona entiende mal su lugar en el mundo, sobreestimando su importancia y singularidad. Se enfoca en exceso en sí mismo, ignorando los sentimientos, deseos, pensamientos y experiencias de los demás o no considerarlos esenciales. Como regla general, esto le dificulta interactuar con los demás y construir lazos sociales.

Un ego cubierto generalmente hace que una persona se retire y «sorda» al mundo que los rodea. Esto generalmente conduce a serios problemas en todas las áreas de la vida. Tal persona generalmente no se lleva bien con los demás y no puede trabajar de manera efectiva en un equipo. Además, las personas egocéntricas son a menudo los miembros más tóxicos de cualquier equipo, reduciendo en gran medida la cohesión general y la productividad.

Un ego subdesarrollado y suprimido causa tantos problemas como sobreinflados. No le permite comprender su lugar en el mundo, proteger las fronteras personales y construir relaciones adecuadas con los demás (generalmente tal persona y consigo mismo no está a gusto). También puede ser una fuente de enfermedades psicosomáticas, provocar un comportamiento adictivo y conducir a crisis nerviosas.

Puede haber otras variantes de desarrollo inadecuado del ego, no permitir que una persona forme completamente su personalidad, haciéndolo infantil e indisciplinado. En cualquier caso, esto evita el desarrollo completo de la personalidad. Como sabemos, las personas son seres sociales, por lo tanto, nos necesitamos. Y para la interacción completa, cada uno de nosotros necesita un ego saludable. Por lo tanto, en el caso de cualquier problema de su desarrollo, debemos trabajar en su recuperación.

¿Cómo tomas el control de tu ego?

Es necesario un ego saludable para el desarrollo y el funcionamiento completo de la personalidad, por lo que es importante corregir cualquier distorsión de manera oportuna. Vale la pena comenzar con una observación cercana de su mundo interior, sus experiencias y peculiaridades de percepción. Se debe prestar especial atención a aislar aquellos momentos que tienen un efecto indeseable en la relación con los demás y con usted mismo.

Para que este proceso sea más constructivo, vale la pena adoptar algunas reglas para ayudar a mejorar el control sobre su propio ego. Puede parecer que estas reglas están dirigidas principalmente a combatir un ego inflado. Pero con un enfoque metódico, le permiten recuperar su ser interno de cualquier estado y armonizar sus relaciones con los demás, porque originalmente están dirigidos a esto mismo.

  • Deshágase de la actitud posesiva hacia sus seres queridos. Comience a tratarlos como individuos independientes y autosuficientes, sin vincularse a usted mismo y sin tomar todas sus acciones personalmente. Por ejemplo, si un amigo dijo que no puede reunirse con usted, no piense de inmediato que no lo aprecia o lo ha ofendido de alguna manera. Recuerde que todos tienen su propia vida, tan multifacética y rica como la suya. Todos tienen sus propias circunstancias, sus propios asuntos y su propia fuerza mayor. E incluso si es tu amigo, no tiene que poner excusas y explicar en detalle por qué no puede darle tiempo en este momento.
  • No te adhieras a la realidad que te rodea. Recuerde que hay muchas personas a su alrededor que son tan independientes, y esta realidad se relaciona con cada una de ellas tanto como a usted. No tiene que intentar controlar todo, y no tiene que atar todo lo que le sucede a su persona. Por ejemplo, si de repente llueve, no lo tome como personalmente. Solo piense que el clima de otras personas se ha deteriorado de la misma manera y les hizo reconsiderar sus planes. Es suficiente para darse cuenta de esto, y la lluvia no estropeará tanto su estado de ánimo.
  • No exagere demasiado la importancia de sus propios sentimientos. En cambio, trate de pensar más en los sentimientos de otras personas. Pensar en lo que otras personas sienten y piensan mejorará sus habilidades de trabajo en equipo e incluso desarrollará su inteligencia emocional. Así que siempre trate de mirar situaciones desde diferentes perspectivas y trate de entender lo que está sucediendo en las mentes de quienes lo rodean al mismo tiempo.
  • Trate de comprender mejor lo que quiere hacer. Por ejemplo, si tiene un sueño de por vida, piense en qué parte de él calienta su corazón: desea hacer algo importante que haga algo bueno o desea satisfacer su ego obteniendo resultados. Solo pensar en ello y darse cuenta de lo que es realmente importante ya te ayuda a aprender a controlar mejor tu ego.
  • Haz más, demanda menos. A menudo, nuestro egocentrismo nos hace tratar a los demás más exigentes que a nosotros mismos. Cuando hacemos algo bueno, le damos mucha importancia, y rápidamente nos olvidamos de los errores. Pero cuando evaluamos el comportamiento de los demás, con mayor frecuencia notamos errores. Necesitamos luchar contra esta percepción. Empiece a hacer cosas realmente útiles sin pedirle a otros que hagan lo mismo. Puede ser voluntario o participar en proyectos de caridad. Es muy importante que todo esto sea desinteresado y traiga una alegría sincera.
  • Desarrollar una sensación de gratitud. Este es un consejo popular que ayuda a hacer frente a varios problemas psicológicos. Si una persona vive constantemente con un sentimiento de insatisfacción, le parece que el mundo es injusto para él. Por lo tanto, comienza a separarse de la realidad circundante y se opone a sí mismo. Si se enfoca más en la gratitud, apreciará más la realidad, y al mismo tiempo podrá controlar mejor su ego.
  • Aprenda a regocijarse en los éxitos y victorias de otras personas. Para muchas personas, los éxitos de otras personas causan un sentimiento similar a los celos. Esta percepción se asocia con mayor frecuencia con una falta de confianza en sí mismo y generalmente ocurre en personas que perciben a los demás como sus competidores. Es deseable deshacerse de tales manifestaciones lo antes posible. Los alrededores no deben considerarse competidores en absoluto, incluso en situaciones en las que en realidad lo son. Las personas exitosas tienen una percepción diferente: siempre se regocijan en los éxitos y victorias de otras personas, incluso cuando se trata de sus rivales reales.
  • Respeta la dignidad de otras personas. Es importante respetar los sentimientos de otras personas, no ser personal, no lastimar o ofender intencionalmente a alguien. Incluso si alguna broma sobre otra persona parece apropiada o muy divertida, siempre es mejor evitarlo que pronunciarlo. Muchas personas «alimentan» su ego de esta manera, pero nunca es bueno para nadie.
  • No tengas miedo de admitir tus propios errores. A veces no tenemos el coraje de admitir nuestros errores. Este es un tipo de mecanismo de defensa que proviene de nuestro ego. Es como si tengamos miedo de estar «expuestos» y después de un solo error seremos tratados peor. De hecho, la capacidad de admitir sus errores es una señal de una personalidad fuerte. Aprender a hacerlo es un paso importante para tomar el control de su ego.
  • Desarrollar un sentido del humor y la autoironía. La capacidad de aceptar los propios pasos en falso con humor generalmente indica un ego saludable y normalmente desarrollado. Si una persona no puede reírse de sus errores, es probable que los tome demasiado en serio o tenga miedo de parecer unideal. Esta actitud suele ser característica de los egoístas y las personas egocéntricas. Por lo tanto, debe combatirlo desarrollando un sentido del humor saludable y la capacidad de autoironía.
  • Desarrollar empatía y compasión. Las personas egocéntricas generalmente no se dan cuenta de que todos los que están a su alrededor tienen sentimientos, emociones, experiencias, necesidades y deseos. Si desarrolla específicamente la capacidad de empatizar con los demás, no solo puede obtener una habilidad social muy útil, sino también mejorar en gran medida su control sobre su ego. Aquí también hay un efecto secundario. Al poder ver cómo otras personas experimentan, regocijamente y se enojarán, uno puede ver muchas similitudes entre uno mismo y exactamente la misma otra persona.